Mayo 18, 2024
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Poblado fenicio de sa Caleta

Sa Caleta es el nombre popular de un puerto, con casetas varaderos de pequeñas embarcaciones de pesca, que se encuentra en la costa S-SW de Eivissa, entre el extremo NW de la larga playa de es Codolar y el Puig des Jondal. Justo sobre los desembarcadero, está la muela de sa Caleta. Es una península que, por su lado está también aislada de tierra firme, por el cauce del profundo torrente que finaliza justo en este punto. Su superficie es relativamente aplanada con una cota máxima s.n.m. de 19 m. La acción marina ha erosionado muy gravemente esta península. Hay estudios geológicos que demuestran que, al menos, unos cuarenta metros de línea de costa, especialmente del lado de poniente y sur, han desaparecido en el transcurso de los últimos milenios. Actualmente, aún se conservan 23.770 m2.

La Consejería de Cultura del Consell Insular de Eivissa y Formentera/Servicio Técnico de Arqueología realizó campañas de investigación, en la década de los años 80 y 90 y descubrió que un gran establecimiento fenicio había ocupado toda la península.

Los restos de este asentamiento fueron declaradas Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento, mediante decreto de 25 de marzo (36/.1993). Finalmente, en diciembre de 1999 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad.

El espacio de sa Caleta ha sido dividido en sectores que, convencionalmente, se han llamado barrios, y así: barrio portuario, barrio central, barrio NW, barrio S, etc.
El barrio Sur, en conjunto, es el mejor conservado y es lo que actualmente puede ser visitado, protegido con una reja de hierro.

La urbanística del asentamiento de Sa Caleta obedece a un sistema basado en la yuxtaposición de estancias sin ningún tipo de orden en cuanto a la orientación entre ellas, ni en relación a los puntos cardinales. Es como si el espacio hubiera sido repartido entre los colonizadores, que fueron construyendo diferentes ámbitos separados unos de otros por unos pocos metros; formando unidades independientes desde un punto de vista arquitectónico,

En una segunda fase, que tendría lugar pocos años después, se observa una frecuente transformación de los ámbitos construidos ampliándolos generalmente con una ò dos habitaciones, aunque en algún caso se llegaron a crear hasta siete, con la compartimentación de las preexistentes. Al menos en algunas áreas que ha sido posible estudiar a fondo, se llegó a saturar el espacio dando lugar a una urbanística arcaizante e improvisada.

Las unidades arquitectónicas están separadas por espacios, en ocasiones muy reducidos, comprendidos entre las diferentes construcciones y han de ser considerados como placetas, con plantas poligonales y arbitrarias. Entre las diferentes unidades existen callejones estrechos y cortos

Inicialmente la mayoría de las estructuras debían ser mono ò , menos frecuentemente , bicelulares. Hay algún caso,  aunque raro, en el que se han documentado unidades constructivas con tres ámbitos proyectados al mismo tiempo. Adoptan siempre una forma rectangular, más o menos alargada, y a veces trapezoidal. Sus dimensiones varían, aunque existen  dependencias de considerables proporciones como es el caso de una que tiene muros de 10 m de largo por 3,60 m de ancho; con un espacio interior útil de 29,5 m2. Otras, que corresponden a pequeños almacenes, solo alcanzan 2,9 m2 de espacio interior. Estos son los casos extremos, pero hay toda una gama de  medidas  intermedias.

En la actualidad, el asentamiento de Sa Caleta ofrece uno de los más sugestivos esquemas en cuanto a la tipología de las casas fenicio-occidentales arcaicas que por ahora se conocen.  Se trata de un sistema de yuxtaposición de elementos, según las necesidades, y sin atender a una planta prefijada.

La mayoria de las puertas de entrada a las dependencias tienen zócalos  de mampostería, y en algunos casos se ha podido constatar la existencia de entalladuras para las hojas de las puertas de madera.  
 
Normalmente, el substrato rocoso de caliza es el suelo habitual de la estancias que a veces presenta una especie de tierra batida arcillosa. Los muros son de mampostería de piedra caliza irregular del lugar, con una mezcla de tierra roja de limos y arcilla. Los techos tendrían sistemas de vigas y otros elementos vegetales acabados con una capa de arcilla relativamente gorda. 

En algunos puntos comunales del poblado, se ha documentado la existencia de grandes hornos, tal vez para la cocción del pan. Tienen una plataforma circular de piedra sobre la que se encuentra la cámara de combustión cubierta por un cúpula de barro. Uno de ellos es visible el barrio sur.

Los materiales hallados en Sa Caleta responden al repertorio típico de los establecimientos fenicios occidentales. Aparece la cerámica a torno, a menudo con engalba roja, otras veces sin tratamiento específico. Las formas son variadas, especialmente ánforas, jarras y jarros, platos, lucernas y otros. Junto con ella, la cerámica hecha a mano que frecuentemente responde a formas características del bronce final del sudeste ibérico, proveía el asentamiento de Sa Caleta de utensilios para cocinar.

Se localizaron también otros elementos como anzuelos de bronce, prueba de las actividades pesqueras que desarrollaban, piezas  de telar, testimonios de la elaboración de tejidos y otros. Además, se encontraron numerosos molinos de piedra arenisca, que debieron utilizarse para   convertir el grano en harina, y tal vez también para  moler otros productos.

Es sin duda la metalurgia, la que ocupa el lugar más relevante dentro de las actividades económicas de los fenicios de Sa Caleta. Restos de mineral de galena argentífera han sido hallados en casi todas las unidades excavadas del asentamiento, de norte a sur y de este a oeste de la península que ocupa. Esta galena normalmente era fundida en el propio poblado para obtener plomo, pero también hay indicios de su transformación para la extracción de plata. También se ha constatado la metalurgia del hierro, que era tratado en hornos especialmente construidos y que funcionaban con combustible vegetal ventilados por tubos que insuflaban aire.

El mineral, sobretodo la galena, es probable que fuera obtenido por los mismos  fenicios en los centros del bronce final / hierro antiguo del levante peninsular y de las costas catalanas, donde lo intercambiaban por productos como vino, aceite y otros elementos económicos.

Otro factor económico importante fue, con toda evidencia, la explotación de la sal; teniendo en cuenta que Sa Caleta está separada de las importantes salinas naturales de Ibiza tan solo por unos pocos cientos de metros. Incluso, la inexistencia de otros asentamientos fenicios en el resto de la isla de Ibiza puede encontrar una explicación convincente en este factor.

Sobre la península de Sa Caleta, fenicios procedentes con toda seguridad de la costa ibérica –donde se habían instalado unas décadas antes- se instalaron de forma progresiva; seguramente desde finales del siglo VIII hasta convertir todo el espacio aprovechable en un gran núcleo urbano a lo largo del siglo VII a.n.e., siendo pues, el núcleo más septentrional del Mediterráneo occidental.

Hacia los años 600-590 a.n.e., sa Caleta fue abandonada de forma total y definitiva. Seguramente se instalaron en la bahía de Ibiza, en el Puig de Vila, donde fundaron la ciudad de Ibiza; un lugar que a la larga, respondía mejor a las expectativas de organización y crecimiento que los fenicios habían visto en esta isla.

Por todo ello, la declaración como Patrimonio de la Humanidad de Sa Caleta hace justicia a su carácter predecesor de la ciudad; y es aquí donde es posible evocar tanto el significado histórico, como su enorme impacto cultural, y el contacto directo con las formas de vida de su tiempo.

Con el establecimiento de sa Caleta, las Pitiusas entran en la historia y en la “modernidad”. Los fenicios trajeron a las islas conceptos nuevos y desconocidos: la urbanística, la cerámica a torno, la metalurgia del hierro y la escritura, entre otros.

 

Sede de la 'Universitat'

La 'Universitat' como institución de gobierno local fue creada por concesión del rey Jaume II de Mallorca. Aparece ya como órgano definido y permanente en 1299; estaba formado por tres jurados, nombrados por los representantes de los conquistadores, que a la vez elegían diez consejeros. La sede de la institución estuvo en un edificio próximo a la iglesia, de planta rectangular, cubierto con un artesonado de estilo mudéjar, con motivos decorativos pintados entre los cuales figuran los escudos policromados de Eivissa y de la Corona de Aragón.

El edificio se construyó adelantándose a la muralla islámica y, probablemente, fue levantado al mismo tiempo o poco después que el ábside gótico de la Catedral. En la fachada de levante conserva un ventanal gótico, que según parece se construyó durante unas reformas, mencionadas en los libros de cuentas de la Universidad, efectuadas a finales del siglo XV.

A principios del siglo XVIII la sede fue ampliada anexionando el edificio de al lado: la Capilla del Salvador. Posteriormente se abrió una puerta de comunicación interior sobre la cual se conserva la fecha de 1708 grabada en el dintel recordando la unión de los dos edificios. Este lugar sirvió de sede a la Universidad hasta el 1728, año en que se disolvió en favor del Ayuntamiento creado a raíz del “Decreto de Nueva Planta”.
Continuó utilizándose como casa Consistorial hasta el 1838 en que ésta fue trasladada al Convento de los Dominics. La sala de la Universidad y la capilla del Salvador, hoy en día, forman parte del Museo Arqueológico de Eivissa. Durante las reformas de las instalaciones, fue excavado el subsuelo de la sala, donde se ha encontrado el paramento exterior de la muralla islámica y otras estructuras arquitectónicas adosadas a ésta.

Ayuntamiento de Eivissa

El Ayuntamiento de Eivissa ocupa las dependencias del antiguo convento de los Dominicos desde 1838.

El convento fue uno de los últimos fundado por los dominicos en Baleares en el siglo XVI. La primera sede del convento estuvo en Jesús, ocupando las dependencias de la parroquia hasta su traslado al interior de la ciudad amurallada en 1587. Al año siguiente, con un acto solemne, se celebraba la toma de posesión de las casas compradas por la Universidad para construir el convento, cuyas obras se demoraron a lo largo del siglo XVII: así en 1674, todavía no estaban terminados los claustros y los religiosos no disponían de habitaciones cómodas.

La comunidad de religiosos fue disuelta en 1835 y tras la desamortización, el edificio pasó a propiedad del Estado que lo destinó a sede del Ayuntamiento, cárcel y otros servicios.

El edificio actual, tras diversas transformaciones obligadas por las necesidades de uso, conserva un claustro del convento así como el antiguo refectorio, destinado anteriormente a Salón de Plenos. Se trata de una dependencia cubierta con una bóveda de cañón decorada con pinturas murales que hoy es la sede temporal del Museu de Arte Contemporáneo de Eivissa, en estos momentos en obras.

 

 

 

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