Abril 25, 2024

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Poblado fenicio de sa Caleta

Sa Caleta es el nombre popular de un puerto, con casetas varaderos de pequeñas embarcaciones de pesca, que se encuentra en la costa S-SW de Eivissa, entre el extremo NW de la larga playa de es Codolar y el Puig des Jondal. Justo sobre los desembarcadero, está la muela de sa Caleta. Es una península que, por su lado está también aislada de tierra firme, por el cauce del profundo torrente que finaliza justo en este punto. Su superficie es relativamente aplanada con una cota máxima s.n.m. de 19 m. La acción marina ha erosionado muy gravemente esta península. Hay estudios geológicos que demuestran que, al menos, unos cuarenta metros de línea de costa, especialmente del lado de poniente y sur, han desaparecido en el transcurso de los últimos milenios. Actualmente, aún se conservan 23.770 m2.

La Consejería de Cultura del Consell Insular de Eivissa y Formentera/Servicio Técnico de Arqueología realizó campañas de investigación, en la década de los años 80 y 90 y descubrió que un gran establecimiento fenicio había ocupado toda la península.

Los restos de este asentamiento fueron declaradas Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento, mediante decreto de 25 de marzo (36/.1993). Finalmente, en diciembre de 1999 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad.

El espacio de sa Caleta ha sido dividido en sectores que, convencionalmente, se han llamado barrios, y así: barrio portuario, barrio central, barrio NW, barrio S, etc.
El barrio Sur, en conjunto, es el mejor conservado y es lo que actualmente puede ser visitado, protegido con una reja de hierro.

La urbanística del asentamiento de Sa Caleta obedece a un sistema basado en la yuxtaposición de estancias sin ningún tipo de orden en cuanto a la orientación entre ellas, ni en relación a los puntos cardinales. Es como si el espacio hubiera sido repartido entre los colonizadores, que fueron construyendo diferentes ámbitos separados unos de otros por unos pocos metros; formando unidades independientes desde un punto de vista arquitectónico,

En una segunda fase, que tendría lugar pocos años después, se observa una frecuente transformación de los ámbitos construidos ampliándolos generalmente con una ò dos habitaciones, aunque en algún caso se llegaron a crear hasta siete, con la compartimentación de las preexistentes. Al menos en algunas áreas que ha sido posible estudiar a fondo, se llegó a saturar el espacio dando lugar a una urbanística arcaizante e improvisada.

Las unidades arquitectónicas están separadas por espacios, en ocasiones muy reducidos, comprendidos entre las diferentes construcciones y han de ser considerados como placetas, con plantas poligonales y arbitrarias. Entre las diferentes unidades existen callejones estrechos y cortos

Inicialmente la mayoría de las estructuras debían ser mono ò , menos frecuentemente , bicelulares. Hay algún caso,  aunque raro, en el que se han documentado unidades constructivas con tres ámbitos proyectados al mismo tiempo. Adoptan siempre una forma rectangular, más o menos alargada, y a veces trapezoidal. Sus dimensiones varían, aunque existen  dependencias de considerables proporciones como es el caso de una que tiene muros de 10 m de largo por 3,60 m de ancho; con un espacio interior útil de 29,5 m2. Otras, que corresponden a pequeños almacenes, solo alcanzan 2,9 m2 de espacio interior. Estos son los casos extremos, pero hay toda una gama de  medidas  intermedias.

En la actualidad, el asentamiento de Sa Caleta ofrece uno de los más sugestivos esquemas en cuanto a la tipología de las casas fenicio-occidentales arcaicas que por ahora se conocen.  Se trata de un sistema de yuxtaposición de elementos, según las necesidades, y sin atender a una planta prefijada.

La mayoria de las puertas de entrada a las dependencias tienen zócalos  de mampostería, y en algunos casos se ha podido constatar la existencia de entalladuras para las hojas de las puertas de madera.  
 
Normalmente, el substrato rocoso de caliza es el suelo habitual de la estancias que a veces presenta una especie de tierra batida arcillosa. Los muros son de mampostería de piedra caliza irregular del lugar, con una mezcla de tierra roja de limos y arcilla. Los techos tendrían sistemas de vigas y otros elementos vegetales acabados con una capa de arcilla relativamente gorda. 

En algunos puntos comunales del poblado, se ha documentado la existencia de grandes hornos, tal vez para la cocción del pan. Tienen una plataforma circular de piedra sobre la que se encuentra la cámara de combustión cubierta por un cúpula de barro. Uno de ellos es visible el barrio sur.

Los materiales hallados en Sa Caleta responden al repertorio típico de los establecimientos fenicios occidentales. Aparece la cerámica a torno, a menudo con engalba roja, otras veces sin tratamiento específico. Las formas son variadas, especialmente ánforas, jarras y jarros, platos, lucernas y otros. Junto con ella, la cerámica hecha a mano que frecuentemente responde a formas características del bronce final del sudeste ibérico, proveía el asentamiento de Sa Caleta de utensilios para cocinar.

Se localizaron también otros elementos como anzuelos de bronce, prueba de las actividades pesqueras que desarrollaban, piezas  de telar, testimonios de la elaboración de tejidos y otros. Además, se encontraron numerosos molinos de piedra arenisca, que debieron utilizarse para   convertir el grano en harina, y tal vez también para  moler otros productos.

Es sin duda la metalurgia, la que ocupa el lugar más relevante dentro de las actividades económicas de los fenicios de Sa Caleta. Restos de mineral de galena argentífera han sido hallados en casi todas las unidades excavadas del asentamiento, de norte a sur y de este a oeste de la península que ocupa. Esta galena normalmente era fundida en el propio poblado para obtener plomo, pero también hay indicios de su transformación para la extracción de plata. También se ha constatado la metalurgia del hierro, que era tratado en hornos especialmente construidos y que funcionaban con combustible vegetal ventilados por tubos que insuflaban aire.

El mineral, sobretodo la galena, es probable que fuera obtenido por los mismos  fenicios en los centros del bronce final / hierro antiguo del levante peninsular y de las costas catalanas, donde lo intercambiaban por productos como vino, aceite y otros elementos económicos.

Otro factor económico importante fue, con toda evidencia, la explotación de la sal; teniendo en cuenta que Sa Caleta está separada de las importantes salinas naturales de Ibiza tan solo por unos pocos cientos de metros. Incluso, la inexistencia de otros asentamientos fenicios en el resto de la isla de Ibiza puede encontrar una explicación convincente en este factor.

Sobre la península de Sa Caleta, fenicios procedentes con toda seguridad de la costa ibérica –donde se habían instalado unas décadas antes- se instalaron de forma progresiva; seguramente desde finales del siglo VIII hasta convertir todo el espacio aprovechable en un gran núcleo urbano a lo largo del siglo VII a.n.e., siendo pues, el núcleo más septentrional del Mediterráneo occidental.

Hacia los años 600-590 a.n.e., sa Caleta fue abandonada de forma total y definitiva. Seguramente se instalaron en la bahía de Ibiza, en el Puig de Vila, donde fundaron la ciudad de Ibiza; un lugar que a la larga, respondía mejor a las expectativas de organización y crecimiento que los fenicios habían visto en esta isla.

Por todo ello, la declaración como Patrimonio de la Humanidad de Sa Caleta hace justicia a su carácter predecesor de la ciudad; y es aquí donde es posible evocar tanto el significado histórico, como su enorme impacto cultural, y el contacto directo con las formas de vida de su tiempo.

Con el establecimiento de sa Caleta, las Pitiusas entran en la historia y en la “modernidad”. Los fenicios trajeron a las islas conceptos nuevos y desconocidos: la urbanística, la cerámica a torno, la metalurgia del hierro y la escritura, entre otros.

 

Museo Puget

Museu PugetEl Museo Puget está instalado en una casa noble de Dalt Vila, en la antigua calle Mayor, conocida popularmente como Can Comasema, por ser la familia Palou de Comasema, de origen mallorquín, quien la habitó durante el siglo XIX. Probablemente, la parte más antigua de la casa data del siglo XV.

La aparición del escudo de una familia de origen catalán, los Francolí, en los capiteles de algunas pilastras del patio hace pensar que probablemente el edificio feuese una fábrica. Todo el inmueble está imbuido por el estilo gótico de influencia catalana.
La fachada principal del edificio se orienta al sur y es de paramento “enlucido”, muy sobria. La puerta noble es de arte de medio punto con doveles y la parte superior se cala con un gran ventanal de tres arcos de medio punto de trazado muy elegante.

Entre los elementos decorativos encontramos adornos góticos y capiteles de tema vegetal. El edificio alberga actualmente la colección de 130 obras pictóricas de Narcís Puget Riquer y de Narcís Puget Viñas, donadas al Estado por la familia. Se trata de óleos y acuarelas de estilo costumbrista, que recogen paisajes y escenas de la vida cotidiana en Eivissa de principios y de la mitad del siglo XX.

El años 2003 el Ayuntamiento de Eivissa cedió al Ministerio de Cultura Can Comasema para hacer posible una exhibición pública de forma permanente. El Museo Puget abrió sus puertas el 30 de abril de 2007.

Horario:

Abril/mayo/junio/septiembre
Martes a domingo 10:00 a 14:00
Martes a Viernes 17:00-20:00
Julio/agosto
Martes a domingo 10:00 a 14:00
Martes a Viernes 18:00-21:00
Octubre/marzo
De martes a viernes de 10:00 a 16:30
Sábado-Domingo 10:00 a 14:00

Siempre cierra los lunes.

Castillo Almudaina

El castillo de Eivissa comprende un conjunto de edificaciones situadas en la cima del puig de Vila. Cuando todavía no existían las murallas renacentistas, este recinto junto con la almudayna conformaban una verdadera fortaleza rodeada por una cinta de muralla con 12 torres, que aparece mencionada en las fuentes medievales del siglo XII. Ambos espacios estaban separados por un lienzo interior con una torre que fue demolido al construirse, en el siglo XVIII, los cuarteles proyectados por Simon Poulet.
 
La planta cuadrangular del castillo con torres en las esquinas recuerda la estructura de los qars islámicos, estructuras fortificadas que representaban el último reducto defensivo de la ciudad. La entrada al castillo estaría situada en el lado de levante, entre las torres II y III, tal vez en el mismo lugar que ocupa la actual. 

Las intervenciones realizadas en la casa del Gobernador han permitido conocer el flanco sur del castillo, concretamente el tramo comprendido entre las torres I, VI y VII. En el interior de la torre VI se han documentado estructuras antiguas de la fortificación árabe. En la base de la torre se ven restos arrasados de otra torre o paño de muralla tal vez más antiguos. Sobre estos elementos se levantó, en el siglo XIV, la torre del Homenaje, que es la más alta y mejor conservada de la fortaleza; situada en la confluencia de los recintos del castillo y almudayna, desde ella se domina una amplia perspectiva sobre la costa sur de la isla y el puerto de la ciudad.

La casa del Governador, que ocupa el lado sur del castillo, comprende un conjunto de edificaciones residenciales de los representantes del gobierno. En ella debió alojarse, el rey de Aragón, Alfonso III, durante su breve estancia en la isla el año 1286, según cuenta el cronista Ramon Muntaner. El conjunto no tiene un gran valor artístico aunque conserva algunos elementos de estilo gótico y renacentista. A nivel patrimonial, destaca, sobre todo, el tramo de la fortificación árabe que se conserva entre las dependencias interiores de la planta baja.

Can Botino

La casa, situada al inicio de la calle Pere Tur, fue edificada a mediados del siglo XVII por maestros genoveses para una familia de mercaderes italianos. Sus constructores parece que también trabajaron en la iglesia del Convento.
El edificio es un ejemplo casi único en Eivissa de arquitectura clásica renacentista. Se trata de un edificio exento de tres plantas, tres de sus fachadas dan a calles públicas y la cuarta a un jardín sito en el lado oeste del edificio.

La entrada principal está situada en la calle Santa Maria, pero la fachada principal del edificio es la que mira al norte. La distribución de los balcones y ventanas configuran un conjunto coherente donde predomina la simetría de sus formas y elementos decorativos. La configuración exterior del edificio no parece haber sufrido alteraciones importantes del diseño original.

El inmueble, también conocido como Can Montero, fue adquirido por 172 millones de las antiguas pesetas por el Ayuntamiento de Eivissa y el Consell Insular. La rehabilitación, muy costosa debido al estado en qué se encontraba el edificio, fue financiada por el Consorcio Eivissa Patrimonio de la Humanidad y superó los 3,6 millones de euros.

A día de hoy, Can Botino alberga el Salón de plenos del Consistorio, el Archivo Histórico de la Ciudad, las dependencias de alcaldía y otros servicios administrativos de la institución. Con esta rehabilitación, la ciudad gana un nuevo edificio histórico del cual pueden disfrutar todos los ciudadanos y que estuvo a punto de convertirse en pisos de lujo en manos de promotores privados.

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